Por Enrique Gómez
Aunque aún tiene contrato, lo que se vivió en Molineux se sintió como una despedida
Las lágrimas de Raúl Jiménez y su reconocimiento al público lo dejan todo bastante claro. Más allá de que al mexicano le queda un año de contrato, no regresará al Estadio Molineux de Wolverhampton.
Para el último partido de la temporada en casa, el jugador ni siquiera pudo despedirse de la afición con unos minutos en el campo, pues, como ya es una costumbre, no tuvo actividad, aunque al menos esta vez sí fue convocado.
Cuando el técnico Julen Lopetegui hizo su último cambio, Raúl estaba tan frustrado que arrojó su chamarra y se dirigió al vestidor en pleno partido, sin embargo, al terminar el encuentro, volvió para despedirse del público, sabedor de que seguramente esa era su última oportunidad para brindársele a un público que siempre lo acogió y que durante muchos años lo consideró como todo un ídolo.
Junto a su esposa Daniela Basso, el atacante recorrió el campo para aplaudirle al público en las gradas, sin embargo, las sensaciones fueron de despedida, pues mientras la afición le dedicaba el cántico de “Sí, señor” (ese que tantas veces se coreó cuando el mexicano reventaba a goles la Premier League) Jiménez se secaba las lágrimas, acaso consciente de que ese sería el último canto para él en el Molineux.
No es exagerado decir que accidental golpe de cabezas con David Luis en 2020 estropeó la carrera del mexicano, quien hasta antes de la fractura en el cráneo tenía 34 goles en la Premier League y después, únicamente seis. De hecho, el atacante no tiene ni una en la presente temporada y a menos que algo suceda en el último partido de visitante ante el Arsenal, seguramente se quedará en cero.
Raúl tiene contrato hasta 2024, pero lo de este día claramente fue una despedida. Veremos en dónde continúa su carrera el atacante mexicano, pues con 32 años aún es muy pronto para retirarse.