Por Enrique Gómez
El Tri salió a devorarse la cancha en el segundo tiempo y el debut en Tokio 2020 fue épico
En México eran horas para estar soñando, pero en Tokio era la vida real y ahí el Tricolor aplastó 4-1 a la Selección de Francia. Debut de ensueño y totalmente inesperado en Juegos Olímpicos.
No fue un delirio de madrugada, sino una anécdota olímpica que pasará a la historia.
Enorme manera de comenzar el torneo y de reverdecer esperanzas de una participación exitosa.
¿Y para Francia con su capitán Andre-Pierre Gignac? Una pesadilla. Partían como favoritos del grupo, pero fueron avasallados y su único gol fue gracias a un penal del jugador de Tigres.
México fue mejor desde el primer tiempo, pisó el área rival y hasta probó al arco, pero falló. Quizá eso provocó que saliera furioso a la cancha en el segundo tiempo, porque de inmediato se adelantó y al poco tiempo volvió a pegar. En general, los cuatro goles del Tri fueron de gran calidad.
El primero de ellos fue a los 47 minutos, luego de otro gran desborde de Diego Lainez, un centro preciso al corazón del área y un cabezazo muy potente de Alexis Vega, el mejor jugador del partido.
Francisco Córdova puso el 2-0 apenas al 54’, luego de que el equipo ‘azteca’ recuperara el balón desde la salida francesa. Rodríguez habilitó a su compañero por izquierda, quien apareció solo y con suficiente tiempo para desenfundar un misil por lo bajo que batió al arquero Bernardoni.
Gignac descontó al 69’ por un penal que cometió César Montes y quizá si hubiera sabido la goleada que se venía, no hubiera ofrecido disculpas a México por haberle descontado.
Los cambios de Jaime Lozano se unieron a la fiesta y a los pocos minutos de haber entrado, Uriel Antuna recorrió los linderos del área y sacó otro potente disparo que golpeó palo y se metió al 80. Ya 10 minutos después Eduardo Aguirre concretaría una goleada de escándalo para el 4-1 final.
El torneo olímpico es largo y al Tri le faltan dos partidos más en fase de grupos, avanzar a cuartos de final y ahí ganar dos más para pensar en medallas. Aun así, inmejorable forma de iniciar ese trayecto.