Por Hiram Marín
Ambos equipos se brindaron e igualaron 1-1 en su debut mundialista
Fue auténticamente un partido con dos caras. El primer tiempo estuvo dominado por Estados Unidos y el segundo por Gales, por lo que puede decirse sin temor a equivocarse que se trató de un 1-1 muy justo.
La vocación ofensiva de los estadounidenses se mostró desde el inicio, al desplegarse más allá del medio campo con Christian Pulisic como su principal elemento a la ofensiva, pero también respaldado por Tim Weah, que fue el autor del gol.
Fue tal el dominio de los de las barras y las estrellas en la primera mitad, que parecía incluso que podrían venir más goles, sin embargo, Gales se defendió mientras pudo y logró evitar una mayor diferencia.
En la segunda mitad todo cambió. Estados Unidos presentó un esquema poco más conservador y el sentido de urgencia era para Gales, que trato de llegar de manera recurrente, hasta que lo consiguió.
Vino entonces el penal sobre Gareth Bale, que el mismo delantero emblema de los galeses cobró sin piedad, para poner el 1-1 definitivo.
Hubo más oportunidades, pero si se trataba de justicia, si el árbitro pitaba después de decretarse el empate, quizá nadie hubiera reclamado, menos Estados Unidos,que nunca ha quedado eliminado en fase de grupos cuando empata o gana su primer partido de un Mundial.