El beisbol y el clima tienen una complicación en común. Ambos son frustrantes de pronosticar, cambian con los caprichos del viento o las victorias.

Puede comenzar un día, como muchos lo hicieron aquí, con una alerta de teléfono inteligente de una advertencia de tornado. Y puede terminar un día, como muchos lo hicieron aquí, en el raro aire libre del Minute Maid Park en condiciones idílicas de 73 grados.

Así es el clima y así es el beisbol. Veinticuatro horas antes, los Astros eran una unidad apática, incapaz de producir incluso contra un lanzador con una pierna rota en su quinta derrota consecutiva en la Serie Mundial en casa. Pero el miércoles por la noche, el techo de Minute Maid se abrió y también lo hizo la ofensiva de los Astros.

El enfoque molesto y productivo de Houston contra el abridor de los Bravos, Max Fried, allanó el camino hacia una necesaria victoria por 7-2 que envía esta Serie al mejor de siete a Atlanta empatada 1-1.

El Juego 2 fue todo lo que el Juego 1 no fue. José Urquidy, quien anteriormente había lanzado solo 1 2/3 entradas en esta postemporada, les dio a los Astros un comienzo seguro y satisfactorio que Framber Valdez no hizo. Los Bravos, que habían sido dueños del primer partido, sufrieron en este por un pitcheo poroso, una falta de golpes de embrague y una defensa inusualmente dudosa.

Mientras que todos los miembros de la alineación de Atlanta habían dado un hit en el Juego 1, esta vez siete de los nueve Astros tuvieron una muesca en la columna de hits, e incluso los únicos que se resistieron, Alex Bregman y Yordan Alvarez, anotaron o impulsaron una carrera.

José Altuve lo desencadenó todo al salir de una mala racha con dos extrabases, el segundo de los cuales fue el cuadrangular número 22 de su carrera en postemporada, empatándolo con Bernie Williams en el segundo lugar de todos los tiempos detrás de Manny Ramírez (29).