Por EFE
El delantero participó en todos los goles del cuadro parisino.
Puro desborde, vertiginoso en el regate, imparable en la carrera y, sobre todo, concluyente en el remate, Bradley Barcola se reafirmó este viernes como el nuevo fenómeno del Paris Saint-Germain en la primera temporada sin Kylian Mbappé, con una exhibición de todas sus cualidades para golear al Rennes (3-1), reaccionar al empate de la última jornada y trasladar a sus competidores quién es el único favorito a la Ligue 1.
El vigente campeón y el actual líder, tres puntos ahora por encima del Olympique de Marsella y el Monaco, con un encuentro menos, disfruta con su extremo izquierdo de 22 años. Un futbolista decisivo. Ya son seis goles en siete partidos en este curso. Este viernes participó en los tres con los que su equipo superó las dificultades que le propuso su rival en diferentes tramos, por más que el PSG jugó con fuego demasiadas veces. Se relajó en exceso.
Cierto que ya había sido anulado un gol a Marquinhos a los dos minutos y 43 segundos por fuera de juego o que Achraf Hakimi había fallado el 1-0 en un remate repelido por el larguero, tanto como que después, aún con 0-0, era el Rennes el dueño de la posesión, del balón y de las posibilidades en el Parque de los Príncipes, más en campo contrario que en su terreno.
Hasta que Ousmane Dembélé recuperó la pelota en el medio campo, jugó con Joao Neves, éste se la devolvió al extremo que jugó en el Barcelona, quien minutos antes dispuso del 1-0 pero pecó de individualista y que entonces se la entregó a Barcola. Controló, se perfiló y soltó el derechazo al otro poste inalcanzable para el portero. El 1-0. Minuto 30. La primera demostración del extremo, nada protagonista en la última Eurocopa disputada en Alemania.
La celebración eufórica de Luis Enrique fue descriptiva de la importancia del gol y del momento. No jugó bien el PSG ni antes ni durante ni después. Ni funcionó la presión con la soltura y la eficacia que pretende. Ni siquiera sentía el partido bajo su control. Por eso, el tanto fue clave para el equipo local, que sentenció a la hora del encuentro.
De nuevo, Barcola. En el 2-0 fue el origen. Su derechazo con rosca formidable se estrelló con violencia en el poste. El rechace lo remachó de cabeza Lee Kang-in para aportar tranquilidad al conjunto parisino, que, sin exigirse, sin ser el dominador, vencía por 2-0. No por simple inercia, sino porque en sus filas juega un futbolista tan determinante como el extremo lionés, que culminó el 3-0 en el minuto 68 a pase de Hakimi para relucir aún más.
Después dejó su sitio a Randal Kolo Muani, a la espera de nuevos desafíos, con el miedo en el cuerpo que le puso el Rennes. Porque primero marcó el 3-1, en un penalti transformado por Arnaud Kalimuendo pero, sobre todo, porque luego apuntó al 3-2, anotado por Alidu Seidu ante Matvei Safonov, sustituto de Donnarumma, pero invalidado por el VAR por una mano en el control. Un alivio para el PSG. Una anécdota en la exhibición de Barcola.