Cruz Azul tuvo un triunfo de esos que alivian. En la semana había sido humillado por Rayados y quedó fuera de la final de la Liga de Campeones de CONCACAF, pero este domingo fue distinto y el 2-0 sobre Querétaro fue un bálsamo.

Se pudo ver a un Cruz Azul con menos presión, quizá por el hecho de estar enfocado a un solo torneo o bien porque realmente Gallos no fue un rival que presentara demasiada exigencia.

La Máquina se fue arriba poco antes de que terminara el primer tiempo. Bryan Angulo mandó un tiro razo que venció al guardameta queretano y le daba el 1-0 a los de Juan Reynoso.

De ahí en adelante, las oportunidades de los celestes crecieron, pero Querétaro cerraba sus filas. Algo que parecía lógico sobre todo por el escenario y el rival, que no dejaba de ser el campeón.

Toda la segunda mitad pasó entre faltas y jugadas incompletas, pero con un Cruz Azul tirado al frente, ansioso por anotar más goles y fue justamente al 90' cuando llegó una nueva oportunidad.

Una mano de Omar Mendoza hacía que el árbitro decretara el penal, que fue cobrado por abajo por Lucas Passerini y que le daba a los cementeros un triunfo 2-0 merecido y que sin duda fue un respiro sanador.