Por Héctor Cantú
El futbolista dejó en inferioridad numérica a su equipo en el momento más inoportuno
El América ha quedado eliminado por tercera ocasión en las semifinales de un torneo de la Liga MX bajo el mando de Fernando Ortíz, con la salvedad de que esta, ha sido la más dolorosa, pues fue ante las Chivas, el acérrimo rival.
El momento que cambió la historia se dio al minuto 64, cuando Álvaro Fidalgo cometió una falta innecesaria que le costó la tarjeta roja. A partir de ese momento, con poco menos de media hora por disputarse, el América se desdibujó.
Fidalgo se despidió del torneo sin una sola anotación en la temporada. Su mayo colaboración fueron dos asistencias, registro que le coloca como uno de los futbolistas de la Liga MX con menor aporte ofensivo.
Pero la etiqueta más negativa se la colgó en el pecho con esa expulsión luego de una barrida con los tachos por delante sobre la pierna de Beltrán, que luego de ser juzgada por el VAR, terminó por enviarlo a las regaderas con mucho partido por disputarse.
Hasta ese momento, el América tenía el boleto a la final en sus manos. Habían conseguido el empate y el estadio Azteca se hacía pesar.
Pero la zona que dejó descubierta Fidalgo terminó por ser clave. Chivas encontró el gol por conducto de Alan Mozo, quien había entrado al campo minutos antes en sustitución de Fernando González. La zona que quedó libre para que Mozo impactara la pelota fue, justamente, la que debía haber cubierto el propio Fidalgo.
A partir de ese momento, el América nunca encontró orden, ni en las coberturas ni en las marcaciones. El gol del hundimiento llegó a dos minutos del final, haciendo estallar de júbilo al Chiverío mientras el Americanismo, reclamaba la ausencia de Fidalgo que terminó por trastocar los planes estratégicos del técnico Fernando Ortíz.