Por Héctor Cantú
El punto de quiebre de la Superliga propuesta por Florentino
De repente, Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, se erigió como el nuevo paladín del futbol mundial a través de la Superliga, el proyecto que intentaba hacer un torneo con los 15 clubes más poderosos de Europa y cinco invitados a definirse anualmente por méritos deportivos.
Las explicaciones que dio el mandamás del club merengue en su primera comparecencia televisiva, donde intentó explicar a todo el mundo de qué iba la idea de este nuevo certamen, sonaron por un momento como la panacea para restructurar el modelo de negocio para mejorar las arcas de los equipos grandes.
En general, la idea fue bien recibida, pero no el formato. Así lo refleja La de 8, la encuesta de Fox Deportes, donde más de la mitad de los votantes se mostró a favor de la Superliga.
Sin embargo, el ser un proyecto que solo contempla la participación de 20 equipos, 15 de ellos fijos, llevó al 23 por ciento de los votantes a considerarlo como un daño al futbol por ser un proyecto cerrado, mientras que otro 20 por ciento coincidió en que la idea resultaba injusta para los clubes no poderosos.
Es la historia que nadie le creyó a Florentino Pérez: esa donde él aseguraba que con la Superliga iba a salvar al futbol mundial, pues solo el 11 por ciento de los votantes en La de 8, ve al torneo de clubes continental como necesario, tal y como lo planteó Pérez, para sanear las finanzas que para muchos de los clubes son insostenibles.
El proyecto de la Superliga sigue sobre la mesa. Es verdad que ha causado revuelo y ha sentado un precedente que puede derivar en un cambio importante que debe nacer desde la UEFA, pero aún no es la cura necesaria para curar al enfermo.