Por Héctor Cantú
El Barcelona quiere deshacerse de él tan pronto sea posible
La historia no cambió. Samuel Umtiti, a pesar de haberse quedado en el equipo, no logró convencer a Ronald Koeman de darle un papel mucho más preponderante dentro del equipo.
En el verano la directiva buscó deshacerse de él. El defensa se negó a aceptar otras propuestas que llegaron a los escritorios blaugranas por el derecho, que fue más un capricho, de obligar al club a cumplir el contrato a pesar de ser uno de los jugadores que menos minutos de juego acumula.
Finalmente, la directiva aceptó darle otra oportunidad. Entre el deseo de no generar más conflictos, no desembolsar más dinero en él en una cláusula de rescisión de contrato y no dejar más trastocada la plantilla ante los planes de Koeman, se apostó por él.
Pero Umtiti no cambió. Sigue rezagado ocupando un lugar en la banca que es más suyo que nunca. Ni un solo minuto jugado en la presente campaña vuelven a dejar al francés más que señalado, quien ya fue superado, en preferencias, por futbolistas más jóvenes y con mayor proyección.
Ante esta situación, Joan Laporta ya sabe qué hará. Tomará el toro por los cuernos y hará que Samuel salga del club, sí o sí, en enero próximo.
Esa es la decisión y ahora se espera que el internacional francés acepte salir a otros proyectos sin importar la envergadura de los mismos y sin poner la condición, tal y como sucedió en verano, de ser solo a un equipo de alto calibre que jugara la UEFA Champions League.
Samuel Umtiti es uno de los dolores de cabeza, que aún quedan vivos desde los tiempos de Bartomeu.