Por Héctor Cantú
Cuando parecía que Argentina iniciaría con el pie derecho, Chile determinó otro final
Pudo ser una tarde mágica para Argentina, pero Chile se negó a caer ante la selección a la que ya le ha tomado la medida en los últimos años.
No fue el homenaje que la Conmebol rindió a Maradona previo al silbatazo inicial. Tampoco que Messi llegara a 10 goles en una Copa América. La Roja le puso frente a un equipo albiceleste al que se le fue diluyendo el futbol con el pasar de los minutos.
El cuadro de Scaloni comenzó a tambor batiente. La sociedad entre Messi y Lautaro Martínez parecía ser la fórmula perfecta para abrir el cerco rojo y hacer el trámite del partido más sencillo para los celestes.
Un balón parado fue la llave que Argentina necesitó para romper el 0-0. Lionel Messi, como es una costumbre cobró de forma espectacular y marcó un golazo para convertirse, así, en el jugador que más goles le ha marcado a Chile en la historia de esta rivalidad.
Pero en la segunda mitad Argentina no fue la misma. Cedió el control de la pelota a su rival y Chile aceptó gustoso el regalo.
Así comenzó a tejer sus embates, especialmente por los costados, obligando a la defensa a emplearse a fondo y a cortar los avances con un juego ríspido que generó algunas faltas.
Entonces llegó el error de Tagliafico. En su intento por despejar la pelota terminó golpeando la pierna de Arturo Vidal para obligar al árbitro a decretar el penalti con la ayuda del VAR.
Aunque el cobro fue bien atajado por Emiliano Martínez, Edu Vargas se anticipó a todos y envió la pelota al fondo con un cabezazo certero para marcar el gol que definió el marcador final.
Argentina presionó pero no le alcanzó a pesar de forzar los ataques en los minutos finales. Chile esperó, jugó al contragolpe con poca suerte a la hora de hacer daño a su rival en turno.
De esta forma, Chile y Argentina dividen puntos en un arbitraje cuestionado que, incluso al final, tuvo que esperar a que el VAR decidiera si era conveniente o no marcar un penal.