Por Héctor Cantú
El Tri ha quedado sentenciado a una eliminación anticipada
La Selección Mexicana ha vuelto a sufrir un descalabro histórico que termina condenando su participación en la Copa América.
Hay pesimismo en el ambiente que rodea al equipo comandado por Jaime Lozano después de la histórica derrota por la mínima diferencia ante Venezuela, la primera en la historia.
Ahora, México está obligado a ganarle a Ecuador, una selección fuerte y de mucho físico que también saldrá a buscar los tres puntos y por ende, su boleto a los cuartos de final.
La Selección Mexicana no tiene variantes y sí una carencia importante de individualidades. Tampoco hay un sentido claro de un técnico que tenga los conocimientos para adecuar su plantilla a las circunstancias y demandas de un partido ríspido y cerrado como el que se vivió ante Venezuela.
Bajo esa premisa es complicado pensar que se pueda avanzar a la fase de eliminación directa y mucho menos, que se pudiera soñar con pelear por el campeonato.
El fantasma de Catar 2022 sigue vigente. México no ha recompuesto el camino y mucho menos se perciben buenas sensaciones para el futuro inmediato. El Tri ha sido superado en la Concacaf por Estados Unidos y ha dejado de ser un ‘invitado’ de lujo en la Copa América.
Ahora, lo más probable es que el Tri, si logra arañar la victoria, como lo ha prometido Jaime Lozano, se enfrente contra Argentina, que se ha perfilado para quedarse con el primer lugar de su grupo.
Este gremio conformado por jugadores y cuerpo técnico tiene nulas posibilidades en el papel, de poder dar un batacazo histórico para competirle, siquiera, a la actual campeona del mundo.
Para México la Copa América prácticamente se ha terminado. Las maletas están hechas y ubicadas en la puerta de salida.