Por Héctor Cantú
Los 'Reds' dominaron pero no finiquitaron las opciones generadas.
El Real Madrid se convirtió en semifinalista luego de que el Liverpool le perdonara la vida en el juego de vuelta de los cuartos de final de la UEFA Champions League.
Los pupilos de Jürgen Klopp estaban obligados a hacer un partido perfecto, sin errores y terminaron por entregar un resultado totalmente opuesto.
Con el pasar de los minutos sobre el campo, se diluyó el sueño de una remontada histórica y se fortaleció el dominio del Real Madrid sobre el cuadro inglés en la era moderna.
Estaba claro que el Liverpool sería un equipo que atacaría y el Real Madrid se lo permitió. Así se generaron las dos primeras opciones que tuvo el club rojo frente al arco de Courtois.
Pero la presión y el nerviosismo llevaron a Mohamed Salah, Roberto Frimino y Sadio Mané, a fallar sus aproximaciones al arco rival ante un descomunal Thibaut Coutois, quien se convirtió en el héroe merengue en Anfield.
La cara opuesta de la moneda la puso el Real Madrid, que volvió a demostrar orden absoluto y comprensión total del estratagema conformado por Zinedine Zidane, quien a pesar de las ausencias de sus principales figuras, estructuró una oncena de altísimo nivel basada en el compromiso, la entrega y la presión alta.
Al Liverpool le costó mucho trabajo hilar tres pases seguidos para abrir la muralla blanca. El receptor siempre encontró una marca merengue férrea e impecable que terminó por desdibujar al Liverpool en su propia casa.
Los Reds necesitaban marcar dos goles luego del 3-1 en contra, pero la ofensiva inglesa no tuvo una buena noche y terminó hundida en su propio césped, a pesar de las modificaciones que ante el gigante blanco, terminaron por pasar desapercibidas.
De esta manera, el Real Madrid enfrentará al Chelsea, otro equipo inglés que también mostró pocos argumentos en los cuartos de final en la antesala del partido por el título de clubes continental.