Por Héctor Cantú
El club toca fondo, los jugadores salen a dar la cara y el técnico busca respuestas
Las horas de Santiago Solari parecen estar contadas en el América. La derrota en el Estadio Azteca ante Pachuca ha dejado más frágil y al borde de la ruptura el proyecto del técnico y de la directiva.
Hay situaciones críticas que revelan que la comunión que existía en torneos pasados entre los jugadores y el cuerpo técnico hoy no existen. La relaciones están fracturadas y ese ánimo ha permeado las puertas del vestidor.
Muestra de ello fue la aparición súbita de Guillermo Ochoa cuando Santiago Solari atendía a los medios de comunicación al terminar el duelo ante Pachuca. El arquero de inmediato atrajo la atención de las cámaras y periodistas presentes, generando molestia en el exentrenador del Real Madrid.
El capitán de las Águilas pudo aparecer en otro momento. Dar las mismas explicaciones, en las que por cierto no respaldó claramente a su técnico, sin opacar la presencia de su estratega en la que buscaba un discurso que pudiera calmar los cuestionamientos incisivos de la prensa.
La crisis del América, que solo consiguió tres puntos de los nueve disputados en menos de 8 días, es más que evidente. Mientras Solari apela a las explicaciones de la búsqueda de un modelo claro de juego, los jugadores aseguran que la malaria no se genera por la falta de actitud. Por su parte, la afición ha sido directa y clara: el estratega argentino no puede seguir más en el América.
Ahora vendrá Pumas, uno de los equipos que presumen de un buen estado futbolístico y que, en caso de ganar, además de agravar el estado comatoso de su archirrival, podría ser el que dé el puntillazo final a la etapa de Santiago Solari como director técnico de las Águilas.